19 abril 2010

Culpables.


Vuelos cancelados, aeropuertos colapsados, viajeros ansiosos y desesperados... La nube de polvo provocada por el volcán islandés no podría haber tenido más repercusión. Llevamos años, incluso siglos emitiendo todo tipo de guarrerías a la atmósfera, chupando hasta el último resto de recursos que la Tierra nos ofrecía, talando, pescando y cazando todo cuanto hemos querido. La Tierra vuelve a mandarnos un aviso: tras los terremotos al otro lado del Atlántico, por fin los europeos, que siempre nos hemos creido la raza superior, a la que nada le afecta, nos volvemos vulnerables. Nos damos cuenta de que la Tierra nos puede liar una buena si le da la gana. Y, obviamente, bien merecido lo tenemos. Creíamos que el primo de Rajoy tenía razón: nada de cambio climático, efecto invernadero, agujeros en la capa de ozono... ¿Los humanos? ¿Fallar? Eso no puede ser, somos la especie superior. Y tenemos razón, somos superiores, pero no sólo para bien, como siempre hemos pensado, sino que, por desgracia, también para mal. Hemos usado la inteligencia para destruir, por supuesto que hemos creado cosas chulas, como la lámpara de lava, pero una cosa mala anula unas 100 buenas, ya que tiene mucha más repercusión. Corrompimos la ciencia con bombas atómicas, la caza y la pesca necesaria por deportes por placer, la arquitectura por enormes edificios que ya casi ofenden, una manera de explicar la vida con una religión abusiva, agobiante, entrometida... 

De todas formas seguro que encontramos algo para cargarle el muerto, somos incapaces de asumir culpa. Pero tenemos lo que merecemos. Estamos recogiendo lo que hemos sembrado.

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