14 enero 2010

¡Zasca!


Hoy me ha ocurrido la cosa que yo creo que más decepción me hace sentir. Ha sonado mi despertador a las 7:30 muy puntual, como siempre. Lo he apagado y dos minutos despues he entrado en un estado al que en mi casa (no se si en la vuestra también) le llamamos "quedarse traspuesto". Esto quiere decir que aunque estés descansando, tu conciencia está funcionando, por lo que puedes desarrollar pensamientos e interpretarlos. Pues en ese estado yo me encontraba a las 7:30 pasadas cuando a mi osado cerebro le ha dado por pensar que en vez de las 7:30 de la mañana era todavía por la noche, por lo que ha llegado a la conclusión de que aún tenía tiempo para dormir. Unos segundos más tarde, esa ilusión se ha desvanecido en un grito ahogado de angustia y desesperación al descrubir, de nuevo, que era hora de levantarse. Lo que yo he coronado (gracias a Berto) con el nombre de "Zasca mañanero".

Lo bueno es que mi cerebro también funciona así los sábados, es decir, que puedo "trasponerme" y creer que es lunes y estar a punto de levantarme para mear y lavarme, cuando una ola de placer recorre mi cuerpo al darme cuenta de que, por suerte, es sábado.

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